Representa la mítica lucha de los Dioses olímpicos contra los Gigantes que, desorganizados aunque armados con enormes rocas y troncos de árboles, pretendieron asaltar la morada divina. Finalizó esta contienda con la derrota de los últimos. En la lucha participaron los dioses, a quienes vemos en la parte superior del cuadro, organizados y provistos de armas, con Zeus al frente sobre su cuádriga llevando el rayo, Heracles aunque no era dios, por eso va colocado en un nivel inferior, también tomó parte decisiva en esta lucha, fue elegido por el señor del Olimpo entre los héroes por ser imprescindible la participación de un mortal al lado de los dioses para acabar con la rebelión de los Gigantes. En este relieve que forma pareja con otro dedicado a la Centauromaquia, y al igual que en aquel, se busca la representación del movimiento violento mediante la acentuación de las líneas oblicuas, la tensión muscular en las figuras de los gigantes, los escorzos de algunas figuras, etc. La Gigantomaquia aparece repetidamente en la escultura griega y es el tema representado en el friso del gran altar de Pérgamo conservado en el museo Pergamon de Berlín. En tiempos modernos aparece en pinturas y grabados de C. V. Haarlem, J. W. Baur, V. Solis, etc. |
