TROYAS POLEMOS
Talla en altorrelieve sobre madera de arce tratada y teñida.
Medidas 184 x 162 x 12 cm.

El tema del cuadro principal, que se inspira en los grabados que hizo el escultor  Flaxman para ilustrar la Ilíada, es una representación idealizada de  una de tantas batallas de  la  ”mítica” guerra de Troya cantada por Homero.

Atendiendo a la estructura compositiva del cuadro, en primer lugar encontramos la representación como dividida en dos niveles; una parte superior, diríamos la más noble, en la que por encima de los mortales y sobre las nubes  aparecen  reunidos los dioses olímpicos  bajo la presidencia de Zeus que porta el rayo, son casi todos fácilmente reconocibles por sus atributos y están cómodamente contemplando desde las alturas el desarrollo de los acontecimientos bélicos.  Observamos que Atenea y  Apolo están en trance de abandonar esta asamblea divina, se marchan tomando direcciones contrarias para ir a proteger a los enfrentados ejércitos, aqueos y troyanos respectivamente.

La parte inferior del cuadro representa a la manera de los relieves antiguos la lucha propiamente dicha  en un escenario cuyo fondo lo constituyen las murallas de la ciudad de Troya donde se puede reconocer la famosa puerta “Sceas”  y el campamento de los aqueos junto a sus “cóncavas” naves. Los legendarios héroes y guerreros libran dura batalla cuerpo a cuerpo, combaten en general  solos  y algunos se mueven con su carro conducido por un auriga.

Como es sabido los dos héroes principales son, por el bando aqueo, Aquiles, guerrero que simboliza el ímpetu de la juventud y personifica el ideal de la amistad y por el lado troyano, Héctor que es el héroe humanizado, duro y valiente luchador, amante esposo y tierno padre. Por eso aparecen en el centro y primer plano del cuadro justamente en el momento en que Aquiles está dispuesto para atravesar con su lanza el cuello de Héctor.

Para dar perspectiva a toda la composición van disminuyendo de tamaño las figuras a medida que se alejan del espectador a la vez que  se distribuyen en más de diez niveles de profundidad, desde los altorrelieves casi en bulto redondo en que se tallan  los personajes en los primeros planos a los bajorrelieves  con  que se representan las figuras y los elementos paisajísticos ubicados en la lejanía. Por otro lado aparece repetidamente el triángulo clásico como el elemento estructural compositivo subyacente, y fácilmente se ve que toda la parte inferior puede inscribirse prácticamente en un frontón triangular.

El acentuado movimiento de toda la escena inferior, que contrasta con la tranquilidad de la representación olímpica de la zona superior del cuadro, se consigue situando a los distintos elementos sobre una red de líneas oblicuas que se cortan y cuyo exponente más visible lo constituyen las lanzas que blanden los guerreros. A ello contribuye también el tratamiento de la propia anatomía e indumentaria de los personajes que se representan en estado de máxima tensión.
 Para dar unidad a toda la composición las figuras aparecen entrelazadas y para resaltar el carácter heroico de la batalla los personajes van desnudos en unos casos o escasamente protegidos con sus cascos y armaduras en otros.

Las imágenes en forma de metopas de la parte superior del marco recuerdan, talladas en bajorrelieve, nueve obras de notables artistas, Flaxman, David, Ingres, J. M. Wagner, Thorwaldsen, etc. son  dibujos, pinturas y esculturas cuyos temas tienen que ver con la guerra de Troya; dos cabezas de Homero van colocadas sobre las pilastras que constituyen los lados verticales del marco y otros adornos recuerdan con diferente tratamiento estilístico motivos de la ornamentación clásica.

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